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Salud Bioenergética: Activa tu energía con pensamientos positivos

La alegría es señal de un buen estado de salud bioenergética

Aunque no seamos del todo conscientes, los pensamientos inciden de forma importante en nuestra salud. La mente es una fábrica de pensamientos en el sentido literal, y está constantemente parloteando y haciendo comentarios sobre todo lo que haces, ves, dices, tocas, hueles, saboreas y oyes, es decir que tu mente si la dejas se va a encargar de narrar toda tu vida, explicando, comparando y juzgando. Generalmente los pensamientos no nos mantienen en el momento presente sino que nos llevan del pasado al futuro, es decir de situaciones que han ocurrido en nuestra vida a otras que imaginamos o pensamos que pueden suceder. Y estos pensamientos generan en nosotros emociones de diversos tipos, en muchas ocasiones emociones de culpabilidad, miedo o preocupación.

Emociones positivas-Emociones negativas

¿Te has dado cuenta de lo diferente que te sientes cuando la emoción que los pensamientos te generan es de alegría a cuando es de tristeza, enfado o preocupación? Las emociones negativas producen en nuestro sistema energético bloqueos que impiden que la energía fluya libremente, y si la emoción negativa se mantiene en el tiempo el bloqueo energético puede manifestarse a nivel físico en forma de desequilibrio, malestar o enfermedad.

Por eso, otra de las maneras más efectivas de mantener una buena salud bioenergética, de conseguir que nuestra energía vital fluya correctamente y libremente para que todos nuestros órganos y sistemas funcionen bien y para que podamos realizar diariamente todas nuestras actividades físicas y mentales con un buen estado de salud, pasa por controlar nuestra mente, controlar nuestros pensamientos para ejercitarnos en generar la mayor parte del tiempo emociones positivas y alejarnos de las emociones negativas que tanto daño nos pueden hacer.

¿Cómo controlamos nuestra mente?

El primer paso para conseguir controlar nuestra mente es «no identificarnos con ella». Tu mente es una parte de ti, pero tú no eres tu mente, tú no eres tus pensamientos.

Una vez superado este punto, puedes decidir si quieres en cada momento seguir a tu mente, engancharte a tus pensamientos y correr detrás de ellos hasta donde te quieran llevar o por el contrario puedes convertirte en un observador de tus pensamientos y simplemente dejarlos pasar. O bien puedes decidir cambiar el tono de tus pensamientos y convertir cada pensamiento negativo en uno positivo.

Sé que es más fácil decirlo que hacerlo, pero te aseguro que se puede conseguir. Como casi todo, es cuestión de conocer algunas técnicas y sobre todo, de práctica.

La práctica hace al maestro

A partir de aquí te voy a dar algunas pautas o «técnicas» que a mí me funcionan, y tú puedes elegir aquellas que más resuenen contigo, que te sean más fáciles de realizar o puedes empezar practicando unas y luego ir probando otras e ir alternándolas. Pero lo más importante es que las practiques lo suficiente hasta que se conviertan en un hábito y las realices de forma espontánea, sin pensarlo. Cuando lo consigas, tendrás una buenísima herramienta para el mantenimiento de una buena salud bioenergética.

Técnica 1: Fabrica tu propio «mantra»

La palabra mantra viene del sánscrito, y está formada por dos partes, man que significa mente y tra que significa instrumento. Mantra es por lo tanto un instrumento de la mente. Cuando repites silenciosamente o en voz baja un mantra, estás produciendo una vibración que te permite alejarte de los pensamientos que llenan tu mente, y de alguna manera controlar tu mente y redirigirla hacia pensamientos positivos. Los mantras se utilizan en meditación, pero yo te propongo utilizarlos en cualquier momento que necesites aligerar tu mente o dar un paso atrás, tomar distancia y ver las cosas más claras, en definitiva no dejarte llevar.

En mi caso, cuando estoy en una situación de esas en las que mi mente ha empezado a acampar por sí sola y a llevarme de un sitio a otro sin descanso, suelo utilizar como mantra la frase «vacío mi mente». La repito varias veces hasta que el flujo de pensamientos va disminuyendo y el espacio entre dos pensamientos se hace cada vez más grande.

Éste es sólo un ejemplo, pero te sirve cualquier frase corta que vibre contigo. Puedes decir algo así como «sólo importa este momento», o «elijo mantener mi paz interior», o también funcionan los pares de palabras como «paz y amor», «calma y tranquilidad». Las posibilidades son infinitas.

Técnica 2: La caja de conversión de la energía

Es una construcción mental que creamos nosotros, que se puede llenar con todas nuestras preocupaciones, miedos, dudas, etc. Esto nos permite dejarlas a un lado, liberándonos y descargándonos de todo aquello que nos limita, por ejemplo los pensamientos negativos o las inagotables cadenas de pensamientos.

Se trata de imaginar una caja, de la forma y color que prefieras, e ir metiendo en ella pensamientos, preocupaciones, problemas, e incluso a tu pareja, tus hijos, tu mascota, el coche que se te ha roto o la discusión que has tenido por la mañana con tu jefe. Una vez que todo está dentro, cierras la caja con su tapa imaginaria y la dejas a un lado, alejada de ti. Así ya puedes seguir con lo que estuvieras haciendo ya fuera estudiar, trabajar, leer o descansar, sin la interrupción constante de tu mente.

Técnica 3: De pensamiento negativo a pensamiento positivo

Esto es tal cual hacerlo y ya está. El problema es que en general estamos más acostumbrados a pensar en negativo y nos es más fácil que hacerlo en positivo. Pero si te lo propones, se puede.

Te voy a poner un ejemplo para que sea más visual y después lo puedes aplicar a cualquier situación. Imagínate que estás en el trabajo, a punto de terminar e irte a casa y viene tu jefe a traerte un «marrón» de última hora, como siempre…

Opción 1: te pones de muy mal humor, pensando lo mala persona que es tu jefe, que no entiendes cómo no es consciente de que tienes familia y te tienes que ir a tu casa, ….., es decir empiezas a fabricar una cadena de pensamientos negativos que te generan ira, rabia, enfado, emociones negativas. Pero sí o sí tienes que hacer lo que te ha pedido, aunque tu capacidad de concentración seguro que está mermada por estos pensamientos negativos, y esto te hace además ir más lento y tardar más.

Opción 2: piensas, «pobrecillo» mi jefe, que mal día ha debido tener para venir ahora con una cosa de estas, lo que tiene que sufrir en su vida. Voy a hacerle el favor de hacer esto lo más rápido posible y así al menos tendrá una alegría. De esta forma generas sentimientos de compasión, que se traducen en emociones positivas. Realizas el trabajo igualmente, pero en mejores condiciones mentales, y seguro que lo terminas en menos tiempo.

Otra técnica fundamental para calmar la mente es la meditación, pero esto lo dejo ya para el próximo post.

Espero que encuentres entre estas tres de hoy alguna que se adapte bien a ti. O porqué no las tres. Ponlas en práctica y verás qué efectivas son.

Puedes dejar más abajo tus comentarios sobre el artículo, y también si tienes tu propio método y quieres compartirlo.

yolanda

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